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La historia de las icónicas marcas de calzado deportivo, Adidas y Puma, se remonta a una división familiar que marcó un hito en la industria del calzado. En la década de 1920, los hermanos Adolf y Rudolf Dassler fundaron la Gebrüder Dassler Schuhfabrik, convirtiéndose rápidamente en proveedores de las Juventudes Hitlerianas y fabricantes del calzado oficial de los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín.

El conflicto mundial transformó su fábrica en un taller de equipo militar, y tras la guerra, la desnazificación los persiguió por su colaboración con el régimen nazi. Esta disputa llevó a Adolf a prisión y a Rudolf a ser acusado de traición y mentiras, marcando una brecha irreparable entre los hermanos.

En 1947, la rivalidad entre ellos culminó en la fundación de dos marcas independientes: Adidas, creada por Adolf combinando su apodo "Adi" y las primeras letras de su apellido, y Puma, establecida por Rudolf utilizando las iniciales de su nombre y apellido (ya que en un inicio era “RUDA”).

Esta división familiar trascendió a la ciudad de Herzogenaurach, donde el uso de Adidas o Puma se convirtió en un símbolo de lealtad y separación entre los residentes. La enemistad entre empleados de ambas marcas se volvió una parte arraigada de la vida diaria en el pueblo, reflejando la separación entre los hermanos Dassler.

A pesar de su enfrentamiento, ambos lograron su objetivo inicial: establecer marcas de renombre en el mundo del deporte y el vestuario.

Hoy en día, Adidas y Puma continúan siendo marcas influyentes, manteniendo una rivalidad comercial constante y lealtades fervientes entre sus seguidores. Esta historia ejemplifica cómo la división familiar condujo a la creación de marcas que, si bien surgieron separadas, han trascendido generaciones, demostrando el valor y la importancia de las marcas comerciales en el contexto de la propiedad intelectual.

Escrito por: Macarena Ruiz - Abogada PI