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A medida que la comunidad científica se va expandiendo, la globalización es cada vez más común en nuestro día a día, las tecnologías nos permiten estar mayormente comunicados unos a otros, todos estos elementos que se interrelacionan entre sí de manera armoniosa y tranquila han traído como consecuencia un incremento de ideas en todas las áreas sociales y en todos los estratos, llegándose, pues, a crear concursos y sorteos acerca de proyectos científicos renovables de bajo costo y presupuesto, la innovación ocurre las 24 horas del día de manera continua y puntual, es por esto, que nosotros podemos deducir fácilmente que el crecimiento de ideas patentadas o inventos patentados rebosan las oficinas de registro de cada país. En el caso de Chile, ha tenido cifras positivas pero con su siempre y no tan deseado altibajo. El método exacto para hacer ron a la chilena fue la primera idea patentada en el año 1840 por el médico Andrés Blest, y desde entonces la cifra ha crecido desde cifras tan nulas hasta cifras de más voluminosa a nivel internacional, desde el 2000 hasta el 2014 443 patentes fueron solicitadas a la INAPI siendo el sector químico el 62% de nuestras patentes. Desde el siglo XXI el INAPI ha registrado de forma contundente las solicitudes de patentes: 2000: 163 solicitudes 2001: 171 solicitudes 2002: 179 solicitudes 2003: 195 solicitudes 2004: 208 solicitudes 2005: 237 solicitudes 2006: 182 solicitudes 2007: 237 solicitudes 2008: 237 solicitudes 2009: 264 solicitudes 2010: 256 solicitudes 2011: 228 solicitudes 2012: 211 solicitudes 2013: 221 solicitudes 2014: 334 solicitudes *2015: 157 solicitudes Desde el año 2000 hasta el 2005 la solicitud de patentes experimentó un incremento, siendo el 2006 su primera baja en el siglo XXI, 2007 y 2008 mantuvieron una misma cifra rompiéndose esta cadena en 2009, más tarde, el 2010 sería la segunda baja de las patentes chilenas en la segunda década del siglo bajando en el 2011, 2012 y subiendo en el 2013 pero bajando con respecto al 2010, su mayor subida fue en el 2014 y en el 2015 experimentó su mayor *baja parcial. Por desgracia, el conocimiento chileno está siendo mejor aprovechado en el extranjero, no solamente por una mayor rapidez en patentar ideas, sino de convertirlas en exitosas, esto se debe a la mejor comunicación de los mercados y la comunidad científica en Estados Unidos y Europa, pero lo que verdaderamente enfatiza la fuga de cerebros, o en este caso, el desaprovecho de cerebros, es que desde el 2003 al 2013 se registró que únicamente 41 patentes de origen chileno utilizan fuentes científicas locales, mientras que Estados Unidos utiliza 101 y Alemania 67. Según el INAPI, desde el 1989 hasta el 2003 509 patentes registradas en Estados Unidos utilizaban 273 artículos chilenos. Las áreas de ciencias más estudiadas en las patentes del país austral son Genética, Bioquímica, Biología Molecular, Ciencias Biológicas, Medicina, y en la Agricultura, Microbiología, Ingeniería e Inmunología. Mientras que los artículos más citados en la comunidad científica pertenecen al área de la Ingeniería eléctrica. Según el estado chileno, la inversión al campo científico representa el 0,4% del PIB nacional con un crecimiento del 0,02% anual. El INAPI describe la patentabilidad de la siguiente manera: El estado de la técnica, estado del arte o arte previo, comprende todo lo que se haya puesto a disposición del público en cualquier lugar del mundo, mediante una publicación en forma tangible, la venta o comercialización, el uso o cualquier otro medio, antes de la fecha de presentación de una solicitud de patente o de la reivindicación de la prioridad de un derecho.” Ciertamente el registro de patente entra en un campo netamente burocrático, pero necesario para una mejor organización y poder encaminar descubrimientos tecnológicos más sólidos, posee una praxis muy parecida al de una tesis, pues se intenta evitar el rebuscar experimentos ya hechos y se enfoca en la experimentación utilizando fuentes y bases no cómo copia textual sino como complementación de los hechos planteados. Las patentes abarcan todos los sectores técnicos, desde el más teórico como la resolución de fórmulas hasta el más práctico como la ayuda bioquímica a los cultivos o la cura de una enfermedad, esto nos dice que cada patente es única dándose los créditos necesarios al inventor y un cierto protagonismo a la institución patrocinadora. En cuanto a cómo patentar, el INAPI se suscribe en el mismo sistema utilizado por la mayoría de los países, es decir, primero se plantea una solicitud resumiendo la directriz sin sobrepasar los 1.600 caracteres, luego una memoria descriptiva donde se imagina y recrea el diseño físico -suscrito al Art. 39 Reglamento de la Ley Nº 19.039-, diseño y dibujo industrial, esquemas y pliegos, examen de forma, publicación de la solicitud, un nombramiento del perito, un examen de fondo para finalmente poseer una resolución definitiva.