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  • 22 noviembre 2023

Desafíos de Propiedad Intelectual: Bad Bunny y el conflicto por el uso de su voz en la canción 'NOSTALGIA' de flowgpt con inteligencia artificial

En el epicentro de una polémica se encuentra inmerso Bad Bunny, por la canción 'NostalgIA', generada mediante inteligencia artificial (IA) a través del proyecto FlowGPT, dirigido por el chileno Mauricio Bustos, conocido como Maury Senpai. Este proyecto utiliza el Generador Preentrenado de Temazos (GPT), una tecnología de IA, para crear pistas de voz de artistas reconocidos y fomentar colaboraciones en el género urbano.

 

La controversia entre Bad Bunny y los desarrolladores de FlowGPT plantea cuestionamientos éticos y sobre los derechos de propiedad en la era de la inteligencia artificial. ¿Hasta qué punto es legítimo utilizar la voz de un artista sin su consentimiento directo, incluso si los datos utilizados son de acceso público? La respuesta podría tener repercusiones significativas para el futuro de la creación artística y la relación entre los artistas y la tecnología.

 

Desafíos Legales y Éticos para el Creador de FlowGPT

 

Maury Senpai, creador de FlowGPT, se enfrenta a desafíos legales y éticos derivados de la controversia con Bad Bunny y el uso de inteligencia artificial en la música. A pesar de asegurar que su trabajo está dentro de los límites legales y que sus canciones están debidamente registradas, la aplicación de la ley en torno al uso de IA en el ámbito musical presenta un área gris desde el punto de vista legal.


En primer lugar, la afirmación de que todo el trabajo está dentro de los límites legales podría ser cuestionada, especialmente si el uso de la voz de BAD BUNNY se realizó sin su consentimiento explícito. La alimentación de inteligencia artificial con datos de voz públicos no garantiza automáticamente que su uso sea legal, especialmente al replicar características únicas de la voz de un artista.

 

En segundo lugar, el enfoque de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), que protege obras creativas, pero no cubre características individuales como el tono de voz, plantea desafíos adicionales. La legislación actual puede no abordar completamente la capacidad de replicar características específicas de la voz de un artista mediante tecnologías como Text-to-Speech (TTS).

La evolución tecnológica y la convergencia de música y tecnología están presionando a organizaciones como la SCD a reconsiderar sus enfoques para equilibrar la protección de la creatividad artística con el respeto a las características individuales de los artistas. El resultado de esta disputa podría influir en la futura regulación de la propiedad intelectual, subrayando la necesidad de adaptarse a las complejidades digitales actuales.

 

DEFENSA DE FLOWGPT: SEPARACIÓN ENTRE LETRA Y VOZ GENERADA ARTIFICIALMENTE

 

En la defensa de FlowGPT, su creador enfatiza que los derechos de autor de la letra pertenecen a la entidad, subrayando así la propiedad legal de la obra. Se destaca que la voz escuchada no corresponde a Bad Bunny, sino a una recreación generada por inteligencia artificial mediante un filtro, ya que es el propio Mauricio quien realiza la interpretación vocal. En el proceso de creación de la canción, se empleó un sistema de conversión de voz conocido como Text-to-Speech (TTS). Maury Senpai utilizó una herramienta específica llamada "Kids AIU" para generar la voz, aplicando un filtro que imita la voz del artista deseado durante la fase de edición.

Este enfoque subraya la distinción entre la letra atribuida a FlowGPT y la voz artificialmente generada, la cual difiere de la voz auténtica de Bad Bunny. En este caso, la obra creada por FlowGPT y vocalizada por Mauricio con inteligencia artificial tiene protección legal sobre la letra y la composición musical, según la regulación actual. Sin embargo, la legislación no ampara específicamente la voz ni las características personales en este contexto.

 

Esto debido a que la voz al cantar no se considera una "obra" bajo los derechos de autor tradicionales, ya que la ley se enfoca en proteger obras creativas tangibles. La falta de claridad legal respecto a la protección de la voz destaca la necesidad de ajustes legislativos para abordar los desafíos emergentes de la tecnología, especialmente en la recreación vocal mediante inteligencia artificial.

 

En conclusión, el análisis subraya que, actualmente, la protección legal no se extiende a la voz ni a las características individuales de la persona humana, resaltando la importancia de adaptar las leyes a los avances tecnológicos. Por lo tanto, el hecho de que la canción sea eliminada en Apple Music y Spotify sería sin fundamentos, y podría generar en una clara infracción a los derechos de autor de FLOWGPT.

 

Reflexiones sobre el Derecho de Autor y la Protección de la Voz en la Era de la IA

 

Este caso genera preguntas significativas sobre el derecho de propiedad intelectual y la protección de la voz en la era de la inteligencia artificial. La necesidad de actualizar y ajustar las leyes de propiedad intelectual para abordar eficazmente estos desarrollos tecnológicos se hace evidente. La convergencia de la música y la tecnología desafía las normas tradicionales de protección de derechos de autor, destacando la importancia de considerar la integridad y autenticidad de la interpretación vocal, además de la letra y la composición musical.

 

El caso podría sentar un precedente crucial para futuras disputas en la convergencia de la música y la tecnología. Legisladores y autoridades pertinentes deben mantenerse al tanto de estos desarrollos y considerar ajustes en las leyes para abordar los desafíos específicos que plantea la inteligencia artificial en la creación artística. La atención del público está centrada en este fascinante y controvertido capítulo de la industria musical, resaltando la importancia de mantener un equilibrio entre fomentar la innovación y proteger los derechos de los creadores. La evolución continua de la tecnología exigirá respuestas ágiles y reflexivas por parte de la legislación para garantizar que los artistas y sus creaciones estén debidamente protegidos en un mundo cada vez más digital y tecnológico.

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