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  • 07 enero 2021

Delincuencia y migración: nuevos estereotipos, mismas miradas.

Es habitual ver en los medios de comunicación tradicionales o digitales, diversas alusiones a la “importación de delitos” que antes “no se veían en Chile”. Es más, el actual director de la Policía de Investigaciones de Chile, Héctor Espinosa, al ser consultado por el alza de homicidios en el país, sostuvo que “(en Chile), nos hemos ido centroamericando”. Con toda esa información a disposición de la mayoría de los habitantes del país, sumado a casos donde efectivamente extranjeros han resultado condenados por diversos delitos, es que de un tiempo a esta parte se ha ido fomentando una creciente asociación entre migración y delincuencia. El lugar común que significa aseverar que los migrantes per se vienen a delinquir al país, tiene al menos dos matices importantes donde manifiesta su inconsistencia. Cuando hablamos de foráneos delincuentes o antisociales, existe una alusión directa a cierto grupo de países vecinos y pobres, o con al menos un grado de desarrollo económico y social menor. República Dominicana (siguiendo la tesis del director de la PDI), Venezuela, Colombia, Haití, son cuatro blancos predilectos de los medios y por añadidura de cierto sector de la población nacional, que por el sólo hecho de tener alguna de esas nacionalidades, los sindica como potenciales peligros para la seguridad de la sociedad o sus trabajos. El segundo punto se desprende del anterior: el migrante pobre, aparte de delinquir viene a usurpar el (escaso) trabajo que hay en Chile. Al carecer de redes de apoyo o estar derechamente irregulares en el país, el o la migrante no tiene acceso al trabajo formal por lo que los caminos son, según la tesis del “enemigo externo”, delinquir o delinquir. A priori, lo que se denota es una sensación de criminalidad hacia los extranjeros, condicionada por sus escasos recursos y determinada nacionalidad. Ello nos hace pensar que, si en la misma situación un imputado posee un buen pasar económico y no es nacional de alguno de los países señalados, puede que no delinca o no haya venido a eso. Falso. La criminalidad es transversal a cualquier sociedad, a cualquier persona, a cualquier país. Entre inexistentes políticas de regulación de la migración en Chile, con una vigente Ley de Extranjería extemporánea y en exceso celosa de la “seguridad nacional”, sumado a los prejuicios que salen de líderes de opinión como el Director de la PDI ya referido o el actual Ministro del Interior que el pasado 4 de enero, tras la expulsión de 143 extranjeros dijo que “son personas que vinieron a cometer delitos a Chile”, asumiendo o dando por hecho una razón o motivo que desconoce o no le consta, sólo nos deja en claro que si no se revierte esa mirada frente a la migración sólo estaremos fomentando xenofobias, aporofobias y todos los miedos infundados hacia la inevitable migración hacia Chile.

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